(El Comercio).- Hace frío. ¿Le provocaría una deliciosa y humeante taza de leche? Seguramente algunos dirían que sí; pero otros tendrían que pensarlo más de dos veces, pues aún recuerdan los retortijones sufridos por su última incursión en la bebida blanca.
Los ruidos intestinales, la distensión abdominal, gases, náuseas, flatulencia e, incluso, diarrea y vómitos son las molestias propias de la llamada intolerancia a la lactosa.
¿Le suena el término? Seguramente que sí. El gastroenterólogo José Bonilla Palacios explica que esta afección no es otra cosa que la incapacidad de la mucosa del intestino delgado para digerir el azúcar que existe en la leche, denominada lactosa, por la ausencia (genética o inducida por procesos infecciosos e inflamatorios) de otra enzima, la lactasa.
Esta se ocupa de desdoblar la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa) para que sea fácilmente absorbida y transformada en energía.
Cuando la lactasa es insuficiente, las bacterias intestinales del intestino grueso o colon fermentan la lactosa, y provocan los síntomas antes mencionados. “La intolerancia a la lactosa da básicamente molestias; no es un problema que derive en cáncer o úlceras”, aclara el doctor Fernando Salazar Muente, de la clínica Ricardo Palma.
Asegura que las personas con poca enzima lactasa presentan rápidamente gases y molestias luego de tomar leche o productos que contengan lactosa; otros pueden hacerlo luego de más de una hora, pero las molestias se pueden tolerar con medicamentos.
LA GENÉTICA
Ser intolerante a la lactosa es una afección frecuente entre la población peruana, aunque se carece de estudios nacionales que ayuden a graficar la dimensión del problema.
El doctor José Bonilla Palacios explica que por razones genéticas es un trastorno fisiológico de alta prevalencia en la raza asiática, africana, mestiza y de menor incidencia entre la raza caucásica.
“Aunque también puede ser inducida por infecciones virales o bacterianas recurrentes, infecciones parasitarias y procesos inflamatorios, como la celiaca”, aclara el especialista.
¿TIENE CURA?
¿Por qué una persona se hace intolerante a la lactosa? El doctor Fernando Salazar Muente explica que todos nacemos con una cantidad de enzima lactasa, pero con el paso de los años esta va disminuyendo, de allí que la intolerancia se manifieste a partir de los 40 años, aunque también puede darse en niños.
Es una afección que no se cura, pero los síntomas de la intolerancia a la lactosa mejoran al reducir o retirar de la dieta los alimentos que contengan esa forma de azúcar. En el mercado hay disponibles productos lácteos sin lactosa, aunque también medicamentos que aportan la enzima lactasa, los cuales se ingieren junto con los productos lácteos.
Iván Gómez Sánchez-Prieto, decano del Colegio de Nutricionistas del Perú, refiere, basándose en estudios realizados en México, que las personas con bajos niveles de enzima lactasa son capaces de tolerar hasta media taza de leche por vez, por lo que el retiro o la eliminación de este alimento de la dieta no tendría por qué ser total.
Para mantener una buena dosis de calcio recomienda seguir una dieta balanceada y, si fuera necesario, se prescribiría tomar suplementos de calcio. ¿Se anima ahora a probar media tacita de leche bien calientita?
¿ES UNA FORMA DE ALERGIA?
Ser Intolerante a la lactosa no es lo mismo que tener alergia a la leche. En este último caso, se trata de una reacción del organismo ante alguna de las proteínas de la leche.
La mujer que da de lactar y es intolerante a lactosa no transmite este problema al hijo.
Las gestantes que no pueden procesar la lactosa, así como las personas de la tercera edad y con ostopenia, pueden recurrir a otras fuentes de calcio.
Un niño que no tolera la lactosa y presenta diarrea, no gana peso; y en el adulto puede aumentar el tránsito intestinal y evitar la absorción de otros nutrientes.
Lea la etiqueta de los productos a consumir, pues algunos panes, embutidos, margarina y dulces, tienen lactosa.
¿HAY OTRAS FUENTES DE CALCIO?
La leche aporta grasas, proteínas y minerales; pero el organismo absorbe mejor el calcio.
También son fuente de este mineral las verduras de hoja verde, quinua y enlatados de caballa, salmón, sardinas, atún, entre otros. Lo mejor es tener una dieta balanceada.
Un helado de crema concentra menos lactosa que la leche entera, y es mejor tolerado por quienes tienen problemas para procesar esta azúcar.
El yogur y los quesos procesados también tienen menos lactosa; en cambio, la leche descremada la contiene igual que la leche entera.
Para no dejar de lado la leche de la dieta diaria, se recomienda utilizar fuentes de leche sin lactosa y de soya.
Fuente de información: El Comercio
Por Andrea Castillo
Los ruidos intestinales, la distensión abdominal, gases, náuseas, flatulencia e, incluso, diarrea y vómitos son las molestias propias de la llamada intolerancia a la lactosa.
¿Le suena el término? Seguramente que sí. El gastroenterólogo José Bonilla Palacios explica que esta afección no es otra cosa que la incapacidad de la mucosa del intestino delgado para digerir el azúcar que existe en la leche, denominada lactosa, por la ausencia (genética o inducida por procesos infecciosos e inflamatorios) de otra enzima, la lactasa.
Esta se ocupa de desdoblar la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa) para que sea fácilmente absorbida y transformada en energía.
Cuando la lactasa es insuficiente, las bacterias intestinales del intestino grueso o colon fermentan la lactosa, y provocan los síntomas antes mencionados. “La intolerancia a la lactosa da básicamente molestias; no es un problema que derive en cáncer o úlceras”, aclara el doctor Fernando Salazar Muente, de la clínica Ricardo Palma.
Asegura que las personas con poca enzima lactasa presentan rápidamente gases y molestias luego de tomar leche o productos que contengan lactosa; otros pueden hacerlo luego de más de una hora, pero las molestias se pueden tolerar con medicamentos.
LA GENÉTICA
Ser intolerante a la lactosa es una afección frecuente entre la población peruana, aunque se carece de estudios nacionales que ayuden a graficar la dimensión del problema.
El doctor José Bonilla Palacios explica que por razones genéticas es un trastorno fisiológico de alta prevalencia en la raza asiática, africana, mestiza y de menor incidencia entre la raza caucásica.
“Aunque también puede ser inducida por infecciones virales o bacterianas recurrentes, infecciones parasitarias y procesos inflamatorios, como la celiaca”, aclara el especialista.
¿TIENE CURA?
¿Por qué una persona se hace intolerante a la lactosa? El doctor Fernando Salazar Muente explica que todos nacemos con una cantidad de enzima lactasa, pero con el paso de los años esta va disminuyendo, de allí que la intolerancia se manifieste a partir de los 40 años, aunque también puede darse en niños.
Es una afección que no se cura, pero los síntomas de la intolerancia a la lactosa mejoran al reducir o retirar de la dieta los alimentos que contengan esa forma de azúcar. En el mercado hay disponibles productos lácteos sin lactosa, aunque también medicamentos que aportan la enzima lactasa, los cuales se ingieren junto con los productos lácteos.
Iván Gómez Sánchez-Prieto, decano del Colegio de Nutricionistas del Perú, refiere, basándose en estudios realizados en México, que las personas con bajos niveles de enzima lactasa son capaces de tolerar hasta media taza de leche por vez, por lo que el retiro o la eliminación de este alimento de la dieta no tendría por qué ser total.
Para mantener una buena dosis de calcio recomienda seguir una dieta balanceada y, si fuera necesario, se prescribiría tomar suplementos de calcio. ¿Se anima ahora a probar media tacita de leche bien calientita?
¿ES UNA FORMA DE ALERGIA?
Ser Intolerante a la lactosa no es lo mismo que tener alergia a la leche. En este último caso, se trata de una reacción del organismo ante alguna de las proteínas de la leche.
La mujer que da de lactar y es intolerante a lactosa no transmite este problema al hijo.
Las gestantes que no pueden procesar la lactosa, así como las personas de la tercera edad y con ostopenia, pueden recurrir a otras fuentes de calcio.
Un niño que no tolera la lactosa y presenta diarrea, no gana peso; y en el adulto puede aumentar el tránsito intestinal y evitar la absorción de otros nutrientes.
Lea la etiqueta de los productos a consumir, pues algunos panes, embutidos, margarina y dulces, tienen lactosa.
¿HAY OTRAS FUENTES DE CALCIO?
La leche aporta grasas, proteínas y minerales; pero el organismo absorbe mejor el calcio.
También son fuente de este mineral las verduras de hoja verde, quinua y enlatados de caballa, salmón, sardinas, atún, entre otros. Lo mejor es tener una dieta balanceada.
Un helado de crema concentra menos lactosa que la leche entera, y es mejor tolerado por quienes tienen problemas para procesar esta azúcar.
El yogur y los quesos procesados también tienen menos lactosa; en cambio, la leche descremada la contiene igual que la leche entera.
Para no dejar de lado la leche de la dieta diaria, se recomienda utilizar fuentes de leche sin lactosa y de soya.
Fuente de información: El Comercio
Por Andrea Castillo
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