(El Comercio).- Al menos dos hechos han marcado el 2010 como el año del café. Uno es el reconocimiento internacional de la calidad del grano peruano, representado por Wilson Sucaticona del valle puneño de Sandia con su café Tunki. El segundo es el valor total exportado del grano que alcanzaría los US$880 millones, cifra histórica para el Perú.
Lo que genera gran expectativa entre los productores es que este año se lograría alcanzar similar cifra de envíos al mundo, comenta Lorenzo Castillo, gerente de la Junta Nacional del Café (JNC). La principal causa de las buenas cifras de exportación se debe a la escasez de cafés finos –cosechados en montaña y con procesos de humedad que le dan al producto acidez y sabor– en el mundo, debido a los problemas de producción de los principales exportadores de esta variedad, como son Colombia y Centroamérica.
“La escasez continuará al menos hasta el 2013 en el caso de Colombia, lo que nos permitirá continuar posicionando nuestro café. Actualmente, Colombia –que exporta al menos tres veces más que el Perú– nos compra parte de nuestra producción”, refiere.
El café es el principal producto de la canasta agroexportadora. A diferencia de los otros productos, como los espárragos, uvas y mangos, el café se cosecha por encima de los 1.500 m.s.n.m., en especial en zonas cocaleras. Lo más relevante es que la producción se logra gracias a miles de manos, pues hablamos de pequeños productores. El 80% de los cafetaleros maneja entre 0,5 y 10 hectáreas.
Estos agricultores recibieron el año pasado S/.8,6 por un kilo de café, cuando el punto de equilibrio para cubrir gastos y tener una ganancia respetable es de S/.6,8. Esto camina en paralelo a los precios internacionales que también alcanzaron picos históricos, como US$240 la tonelada.
Como algo lejano, Castillo recuerda que los productores llegaron a recibir entre el 2001 y el 2003 solo S/.1,5 por kilo.
Hoy el top de los cafés es el Tunki que llegó a cotizarse hasta en US$1.000 el quintal (46 kilos) el año pasado. Ese debe ser el precio más alto que ha conseguido algún café peruano. Su productor, Wilson Sucaticona, ya tiene prácticamente vendida su producción del 2011.
Sin embargo, otros quieren ser como Sucaticona y han comenzado a prepararse para ello. Más allá de participar este año en el mismo concurso que ganó Sucaticona con su Tunki, como el mejor café orgánico del mundo en el concurso anual de la Asociación Americana de Café Especial (SCAA, siglas en inglés), están comenzando a invertir en tecnología e insumos químicos, para mejorar los procesos y con ello la calidad. La JNC calcula que se invirtieron al menos S/.20 millones el 2010.
Jaime Sucaticona, gerente de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras del Valle de Sandia (Cecovasa), comenta que el valle de Tunkimayo, de donde es Wilson Sucaticona, tiene gran potencial. “Estamos hablando de 30 a 40 productores de Tunkimayo que pueden sacar al mercado lotes completos de un café especial de la misma calidad”, refiere.
CONSUMO INTERNO
El café especial paga un plus en el mercado externo. En el consumo local también se observa un mayor interés por degustar un café de calidad, aunque aún es bajo el per cápita en comparación a otros países de la región. Estamos en menos de 500 gramos por año, mientras que en Brasil llega a 4 kilos. Para Luis Navarro, de la Cámara Peruana del Café, esta no necesariamente es una mala noticia, porque esto demuestra que existe mucho mercado aún por conquistar en el país.
La tendencia que observa es que se ha incrementado el consumo fuera de casa, en los hoteles, restaurantes y cafeterías especializadas, indica. “El Starbucks cuenta con 25 locales en Lima, es decir que tenemos al menos más puntos de venta que otras ciudades como Santiago de Chile y Bogotá”, comenta.
Castillo de la JNC señala que existen entre 12 y 15 cadenas de cafeterías especializadas, gracias a la mayor sofisticación del paladar peruano con relación a la calidad del café. Entre ellas, figuran cadenas internacionales, pero también comienzan a aparecer las nacionales, como Altomayo y, pronto, la cafetería de la tradicional Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de La Convención y Lares (Cocla), en un lugar muy concurrido de Miraflores.
Igualmente, comentó que existen al menos 15 marcas de café que se comercializan en supermercados y otros puntos de venta, con gran aceptación por el público limeño.
RETOS DEL SECTOR
Los buenos vientos acompañan al sector. Sin embargo, existen problemas que aún tendrán que superar los caficultores para ser un modelo empresarial competitivo. Uno de ellos es la antigüedad de los cafetales. El presidente de la Cooperativa Agraria Cafetalera Valle Río Apurímac, Adrián Aréstegui, informa que la antigüedad de los cafetales peruanos es de 30 y 40 años, lo cual afecta la calidad del producto. Lo usual es que solo llegue a los 20 años.
Para facilitar la renovación y mantenimiento de las plantas, el Ministerio de Agricultura les entregó el año pasado créditos por S/.15 millones. Para este año esperan una cifra similar. Castillo comenta que las entidades financiera privadas han comenzado a ofrecer créditos para ese fin, “aunque aún de manera exploratoria”.
Otro factor que debe resolver el sector es la competencia de mano de obra con los cocaleros. Aréstegui comenta que en su cooperativa ofrecen hasta S/.20 el jornal, pero esta cifra es muy lejana a los S/.50 que paga los cultivos ilegales.
Además, el sector espera que este año el Congreso insista en el proyecto de ley para que la administración tributaria reconozca las operaciones internas de las cooperativas como no comerciales, de tal manera que no paguen doble IGV.
En tanto, el entusiasmo de los productores sigue creciendo de la mano de sus exportaciones. Actualmente se organizan para participar en los próximos meses en el concurso SCAA, en EE.UU., pues, todos consideran que aún el mundo no conoce del todo la buena calidad y sabor del café peruano.
Fuente de información: El Comercio
MARIENELLA ORTIZ
Lo que genera gran expectativa entre los productores es que este año se lograría alcanzar similar cifra de envíos al mundo, comenta Lorenzo Castillo, gerente de la Junta Nacional del Café (JNC). La principal causa de las buenas cifras de exportación se debe a la escasez de cafés finos –cosechados en montaña y con procesos de humedad que le dan al producto acidez y sabor– en el mundo, debido a los problemas de producción de los principales exportadores de esta variedad, como son Colombia y Centroamérica.
“La escasez continuará al menos hasta el 2013 en el caso de Colombia, lo que nos permitirá continuar posicionando nuestro café. Actualmente, Colombia –que exporta al menos tres veces más que el Perú– nos compra parte de nuestra producción”, refiere.
El café es el principal producto de la canasta agroexportadora. A diferencia de los otros productos, como los espárragos, uvas y mangos, el café se cosecha por encima de los 1.500 m.s.n.m., en especial en zonas cocaleras. Lo más relevante es que la producción se logra gracias a miles de manos, pues hablamos de pequeños productores. El 80% de los cafetaleros maneja entre 0,5 y 10 hectáreas.
Estos agricultores recibieron el año pasado S/.8,6 por un kilo de café, cuando el punto de equilibrio para cubrir gastos y tener una ganancia respetable es de S/.6,8. Esto camina en paralelo a los precios internacionales que también alcanzaron picos históricos, como US$240 la tonelada.
Como algo lejano, Castillo recuerda que los productores llegaron a recibir entre el 2001 y el 2003 solo S/.1,5 por kilo.
Hoy el top de los cafés es el Tunki que llegó a cotizarse hasta en US$1.000 el quintal (46 kilos) el año pasado. Ese debe ser el precio más alto que ha conseguido algún café peruano. Su productor, Wilson Sucaticona, ya tiene prácticamente vendida su producción del 2011.
Sin embargo, otros quieren ser como Sucaticona y han comenzado a prepararse para ello. Más allá de participar este año en el mismo concurso que ganó Sucaticona con su Tunki, como el mejor café orgánico del mundo en el concurso anual de la Asociación Americana de Café Especial (SCAA, siglas en inglés), están comenzando a invertir en tecnología e insumos químicos, para mejorar los procesos y con ello la calidad. La JNC calcula que se invirtieron al menos S/.20 millones el 2010.
Jaime Sucaticona, gerente de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras del Valle de Sandia (Cecovasa), comenta que el valle de Tunkimayo, de donde es Wilson Sucaticona, tiene gran potencial. “Estamos hablando de 30 a 40 productores de Tunkimayo que pueden sacar al mercado lotes completos de un café especial de la misma calidad”, refiere.
CONSUMO INTERNO
El café especial paga un plus en el mercado externo. En el consumo local también se observa un mayor interés por degustar un café de calidad, aunque aún es bajo el per cápita en comparación a otros países de la región. Estamos en menos de 500 gramos por año, mientras que en Brasil llega a 4 kilos. Para Luis Navarro, de la Cámara Peruana del Café, esta no necesariamente es una mala noticia, porque esto demuestra que existe mucho mercado aún por conquistar en el país.
La tendencia que observa es que se ha incrementado el consumo fuera de casa, en los hoteles, restaurantes y cafeterías especializadas, indica. “El Starbucks cuenta con 25 locales en Lima, es decir que tenemos al menos más puntos de venta que otras ciudades como Santiago de Chile y Bogotá”, comenta.
Castillo de la JNC señala que existen entre 12 y 15 cadenas de cafeterías especializadas, gracias a la mayor sofisticación del paladar peruano con relación a la calidad del café. Entre ellas, figuran cadenas internacionales, pero también comienzan a aparecer las nacionales, como Altomayo y, pronto, la cafetería de la tradicional Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de La Convención y Lares (Cocla), en un lugar muy concurrido de Miraflores.
Igualmente, comentó que existen al menos 15 marcas de café que se comercializan en supermercados y otros puntos de venta, con gran aceptación por el público limeño.
RETOS DEL SECTOR
Los buenos vientos acompañan al sector. Sin embargo, existen problemas que aún tendrán que superar los caficultores para ser un modelo empresarial competitivo. Uno de ellos es la antigüedad de los cafetales. El presidente de la Cooperativa Agraria Cafetalera Valle Río Apurímac, Adrián Aréstegui, informa que la antigüedad de los cafetales peruanos es de 30 y 40 años, lo cual afecta la calidad del producto. Lo usual es que solo llegue a los 20 años.
Para facilitar la renovación y mantenimiento de las plantas, el Ministerio de Agricultura les entregó el año pasado créditos por S/.15 millones. Para este año esperan una cifra similar. Castillo comenta que las entidades financiera privadas han comenzado a ofrecer créditos para ese fin, “aunque aún de manera exploratoria”.
Otro factor que debe resolver el sector es la competencia de mano de obra con los cocaleros. Aréstegui comenta que en su cooperativa ofrecen hasta S/.20 el jornal, pero esta cifra es muy lejana a los S/.50 que paga los cultivos ilegales.
Además, el sector espera que este año el Congreso insista en el proyecto de ley para que la administración tributaria reconozca las operaciones internas de las cooperativas como no comerciales, de tal manera que no paguen doble IGV.
En tanto, el entusiasmo de los productores sigue creciendo de la mano de sus exportaciones. Actualmente se organizan para participar en los próximos meses en el concurso SCAA, en EE.UU., pues, todos consideran que aún el mundo no conoce del todo la buena calidad y sabor del café peruano.
Fuente de información: El Comercio
MARIENELLA ORTIZ
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