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lunes, 17 de enero de 2011

Villarán buscará aplicar proyecto Río Verde a favor del Rímac

(El Comercio).- Hasta 1940 podían verse camarones y peces escabulléndose en un río Rímac límpido. La consolidación de fábricas, viviendas y malas costumbres en la ribera arrebató a Lima el único gran espacio verde que tenía. Hoy pasar por ahí implica taparse la nariz y ver correr aguas marrones.
Según Raúl Roca, del Ministerio del Ambiente, desde hace 20 años se esbozan planes para recuperar este río, que alguna vez el historiador Porras Barrenechea describiera como “torrentoso, voluble, desigual e inmanejable”.
Se idearon hasta una docena de propuestas, públicas y privadas, pero con alcances limitados. La última intervención estética en la ribera fue en el 2005, cuando la Municipalidad de Lima remodeló el tramo entre la Vía de Evitamiento y el Parque de la Muralla y convirtió este basurero informal en el Malecón del Río.
La actual gestión municipal ha anunciado uno más: el proyecto Río Verde. Este tiene como objetivo canalizar el agua en 4,5 kilómetros, entre el Puente del Ejército (Cercado) y Malecón Checa (San Juan de Lurigancho), de modo tal que el caudal sea parejo en todo su recorrido. “Esto permitirá angostar el cauce, lo necesario y previendo la temporada de huaicos, para ganar unos 40 metros a cada lado y habilitar allí áreas verdes, espacios de recreación y cultura. Se aprovecharía la zona ribereña de Cantagallo, que representa 20 hectáreas de suelo libre; el mismo tamaño que dos Campo de Marte”, explica el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, asesor del concejo.
Si el río cambiara, se crearían condiciones para que el Rímac y Barrios Altos volvieran a tener atractivo. Esa es la meta principal del concejo: convertir la ribera en un circuito turístico que enlace el Centro Histórico, la plaza de Acho (que será rehabilitada para espectáculos culturales cuando no haya corridas) y la zona monumental del Rímac.
La propuesta no es nueva, pero sí mejorada. El mismo Ortiz de Zevallos la presentó al entonces alcalde Alberto Andrade, pero ahora asegura en que hay mejor disposición de alcaldes, ministerios –como los del Ambiente y de la Producción e inversionistas para llevarla a cabo. El plan está aún en diseño, pero Ortiz de Zevallos afirma que la obra culminará en la gestión de Villarán y que el costo, solo del encauzamiento, será de S/.30 millones. En tanto, el movimiento de tierra que generaría la construcción de la vía expresa Línea Amarilla ayudaría a adecuar el cauce. “En el 2012 ya estaremos en plena ejecución de la obra. Los ríos Guayas [Ecuador] y Támesis [Inglaterra] son ejemplos de que sí es factible”, agregó.
Descontaminar el río es clave para que este plan tenga éxito, pues no habrá inversionistas inmobiliarios, turísticos o gastronómicos que quieran tener aguas sucias como paisaje. Para tener una idea: en setiembre este Diario denunció que el nivel de arsénico en el río Rímac, a la altura de Chicla, Huarochirí, supera hasta en 22 veces los límites permitidos por la Digesa.

RESPONSABILIDAD MUTUA
Sedapal, uno de los involucrados en el plan de recuperación, ha identificado contaminación minera en la cuenca alta; y vertimientos industriales y domésticos sin tratar en la cuenca media y baja. “Coordinamos con varias instituciones para proteger el río, pues esta es la principal fuente de recurso hídrico para Lima”, indicó personal de esta empresa.
La iniciativa privada ha unido fuerzas en el proyecto Aquafondo, un fideicomiso que empezará a funcionar este mes con US$1 millón con una meta clara: estabilizar taludes y reforestar las cuencas limeñas. “El Rímac es prioridad, pues de ahí parte el 80% de agua que necesita la ciudad”, dijeron fuentes del Grupo de Emprendimientos Ambientales (GEA), uno de los promotores.
¿Y qué han hecho las demás autoridades vinculadas al río? El presidente de la Asociación de Alcaldes de la Cuenca Media y Alta del río Rímac, Alfredo Valcárcel, dice que desde que se organizaron, el 2007, hacen labores preventivas para que la población no arroje desechos al río, han arborizado y reforzado algunos sectores de la ribera. Todo con partidas de sus propias comunas, pues no tienen presupuesto adicional.
“Un estudio del Banco Mundial estima en US$100 millones la inversión para descontaminar todo el río, en 5 años, desde su naciente, porque lo que se necesita son varias plantas de tratamiento de aguas residuales”.
El Ministerio del Ambiente, explica Roca, se centró en eliminar residuos sólidos en las riberas y en reforestar. “En Cocachacra [Huarochirí] el trabajo ha sido tan bueno que el municipio va a atraer el turismo para escalada en rocas. Pero sabemos que los grandes proyectos Taboada e Interceptor Norte son los que ayudarán del todo”, dijo. Las autoridades mencionadas y el nuevo alcalde del Rímac, Enrique Peramás, están dispuestos a devolverle vida a este trozo de Lima.


Fuente de información: El Comercio
por ELIZABETH SALAZAR VEGA

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