(El Comercio).- A cuarenta minutos de la ciudad de Piura uno puede ver los efectos de la tala indiscriminada. Es el caso de gran parte de los terrenos de la comunidad campesina Ignacio Távara, cuyos pobladores han empezado a tomar conciencia de la importancia de conservar el Bosque Seco, su hábitat natural y fuente de trabajo.
Todo comenzó hace tres años, cuando la ONG Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (Aider) puso en marcha un proyecto para reforestar las zonas depredadas, así como impulsar actividades alternativas a la tala indiscriminada.
Los resultados hoy son 520 hectáreas reforestadas mediante la plantación de 13.000 algarrobos, 400 familias beneficiadas con el mejoramiento de ganado caprino y ovino, así como otras 500 dedicadas a la apicultura y la producción de algarrobina.
RESCATE DEL BOSQUE SECO
César Adanaqué Inga, de 35 años, es uno de los más prósperos ganaderos de la comunidad Ignacio Távara. Hace más de cinco años tenía 18 ovejas y 10 cabras, pero gracias a la ayuda de Aider —que lo dotó con dos ovejas de raza Black Belly y dos cabras Anglo Nubian— ahora tiene 200 animales.
“Estas ovejas Black Belly crecen más rápido y paren cinco veces en dos años. Las cabras también son muy productivas: dan 1 litro y medio de leche cada una. Sin embargo, no todo lo he conseguido de la noche a la mañana. Se sufre muchísimo. Por eso algunos campesinos siguen talando los árboles, porque creen que la ganadería no es rentable”, contó Adanaqué Inga.
Y es cierto. La tala de árboles aún no se ha detenido. Sin embargo, cada vez son menos los campesinos que la practican, tal como lo señala el presidente de la comunidad, Luis Espinoza Jirón.
UNIENDO ESFUERZOS
El ejemplo de Aider tuvo eco en el Gobierno Regional de Piura, cuya Gerencia de Recursos Naturales y Cuidado del Medio Ambiente desarrolla desde el año pasado un proyecto similar en 23 comunidades de Tambogrande, Morropón y Chulucanas.
A la fecha ha dotado a los campesinos de módulos apícolas, ganado ovino y acopio de semillas de algarrobo y zapote. Estas semillas las han empezado a sembrar en las comunidades de Ignacio Távara y Locuto, Chulucanas, y Zapotal, Tambogrande.
“Hemos reforestado 250 hectáreas de Bosque Seco en cada una de las zonas, 750 en total, y a fin de año habremos llegado a las 1.500 hectáreas”, afirmó Augusto Zegarra, jefe de la Gerencia de Recursos Naturales del Gobierno Regional de Piura.
UNA ALTERNATIVA PARA EL TURISMO
La Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo Piura ha creado la ruta turística Algarrobo, Miel y Barro, que abarca el Bosque Seco y sus comunidades.
“Por primera vez estamos impulsando el turismo rural a fin de incorporar a las comunidades más pobres en una actividad nueva y a la vez rentable. La ruta mezcla dos componentes: las riquezas del Bosque Seco y los pobladores de este espacio”, contó la jefa de turismo, Verónica Briceño Celi.
SEPA MÁS
El algarrobo y el zapote son dos de los árboles más talados en el norte. El primero se usa para obtener carbón y venderlo a las pollerías, y el segundo para la elaboración de artesanías.
La comunidad campesina Ignacio Távara tiene 53 mil hectáreas. Allí se han reforestado 770 hectáreas.
Fuente de información: El Comercio
Por Ralph Zapata
Todo comenzó hace tres años, cuando la ONG Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (Aider) puso en marcha un proyecto para reforestar las zonas depredadas, así como impulsar actividades alternativas a la tala indiscriminada.
Los resultados hoy son 520 hectáreas reforestadas mediante la plantación de 13.000 algarrobos, 400 familias beneficiadas con el mejoramiento de ganado caprino y ovino, así como otras 500 dedicadas a la apicultura y la producción de algarrobina.
RESCATE DEL BOSQUE SECO
César Adanaqué Inga, de 35 años, es uno de los más prósperos ganaderos de la comunidad Ignacio Távara. Hace más de cinco años tenía 18 ovejas y 10 cabras, pero gracias a la ayuda de Aider —que lo dotó con dos ovejas de raza Black Belly y dos cabras Anglo Nubian— ahora tiene 200 animales.
“Estas ovejas Black Belly crecen más rápido y paren cinco veces en dos años. Las cabras también son muy productivas: dan 1 litro y medio de leche cada una. Sin embargo, no todo lo he conseguido de la noche a la mañana. Se sufre muchísimo. Por eso algunos campesinos siguen talando los árboles, porque creen que la ganadería no es rentable”, contó Adanaqué Inga.
Y es cierto. La tala de árboles aún no se ha detenido. Sin embargo, cada vez son menos los campesinos que la practican, tal como lo señala el presidente de la comunidad, Luis Espinoza Jirón.
UNIENDO ESFUERZOS
El ejemplo de Aider tuvo eco en el Gobierno Regional de Piura, cuya Gerencia de Recursos Naturales y Cuidado del Medio Ambiente desarrolla desde el año pasado un proyecto similar en 23 comunidades de Tambogrande, Morropón y Chulucanas.
A la fecha ha dotado a los campesinos de módulos apícolas, ganado ovino y acopio de semillas de algarrobo y zapote. Estas semillas las han empezado a sembrar en las comunidades de Ignacio Távara y Locuto, Chulucanas, y Zapotal, Tambogrande.
“Hemos reforestado 250 hectáreas de Bosque Seco en cada una de las zonas, 750 en total, y a fin de año habremos llegado a las 1.500 hectáreas”, afirmó Augusto Zegarra, jefe de la Gerencia de Recursos Naturales del Gobierno Regional de Piura.
UNA ALTERNATIVA PARA EL TURISMO
La Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo Piura ha creado la ruta turística Algarrobo, Miel y Barro, que abarca el Bosque Seco y sus comunidades.
“Por primera vez estamos impulsando el turismo rural a fin de incorporar a las comunidades más pobres en una actividad nueva y a la vez rentable. La ruta mezcla dos componentes: las riquezas del Bosque Seco y los pobladores de este espacio”, contó la jefa de turismo, Verónica Briceño Celi.
SEPA MÁS
El algarrobo y el zapote son dos de los árboles más talados en el norte. El primero se usa para obtener carbón y venderlo a las pollerías, y el segundo para la elaboración de artesanías.
La comunidad campesina Ignacio Távara tiene 53 mil hectáreas. Allí se han reforestado 770 hectáreas.
Fuente de información: El Comercio
Por Ralph Zapata
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