Otra derrota más si importa, y siendo de local peor aún. Cuanta gente ilusionada y optimista fueron a apoyar a su equipo, y justo en el partido más decisivo de su historia pierden. Aunque el rival sean los últimos campeones de América esto no justifica que se pierda de esa forma, no debemos seguir siendo conformistas. Hace tiempo se debieron corregir los mismos errores de siempre del fútnol peruano.
(El Comercio).- Estudiantes de La Plata le dio una dura lección al Juan Aurich sobre cómo se juega en la Copa Libertadores. Los argentinos ganaron dos a cero de visita con un tanto provocado por los errores de inexperto de la defensa chiclayana y otro golazo de 40 metros, digno de un equipo que más que luchar por clasificar a octavos, siempre estuvo pensando en otra final del torneo.
Desde los primeros minutos el ‘Ciclón’ dejó en claro que tenía que soplar más duro para superar a los argentinos. El primer tiempo los chiclayanos dominaron el partido pero no generaron ocasiones de gol. Un tiro de Ascoy directo a las piernas de un defensor argentino puede ser tomado al final como una metáfora de la frustración de los atacantes del equipo dirigido por Luis Fernando Suárez.
Los argentinos, en cambio, se olvidaron de que estaban parados sobre una cancha sintética y se dedicaron a jugar, a contrarrestar con inteligencia la rapidez de Ciciliano y Manco, y a ganar metros de a pocos de la mano de su capitán Juan Sebastián Verón. La ‘Brujita’, precisamente, provocó la principal opción de gol de su equipo a los 22 minutos, cuando cobró un tiro libre profundo que Boselli salvó de la línea de fondo y convirtió en centro para Angeleri, quien, incómodo, cabeceó fuera. Fue un aviso.
Al inicio del segundo tiempo la tónica del partido sería la misma. Solo que esta vez, Estudiantes contó con la ansiedad cómplice de los zagueros peruanos. Vásquez y Espejo se enredaron y no pudieron sacarle una pelota a Sosa, que con lucidez le dejó el balón servido a Gastón Fernández que anotó el primero.
Los chiclayanos despertaron cacheteados por la realidad de que se estaban quedando fuera de la Copa, pero su creatividad en el mediocampo se agotó entre las gambetas de Manco y los pases errados de Ciciliano. Sus laterales no volvieron a volar. Salvo un cabezaso de Ascoy que pasó cerca del palo de Orión, no dieron miedo arriba.
Hasta que al minuto 67, Braña bajó el interruptor del partido para los peruanos con un soberbio golazo de 40 metros. El volante encontró una pelota picando y decidió disparar al arco del golero Morales que no pudo parar el tiro. Ningún arquero lo hubiera hecho.
Las expulsiones del final (Jesús Álvarez y Luis Tejada) fueron anecdóticas. No importan. Aurich se despidió de la Copa Libertadores aunque todavía le queda un partido de visita con el Bolívar que ya no decidirá nada.
Fuente de información: El Comercio
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