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viernes, 30 de julio de 2010

Estas son las marcas que calaron en el corazón de los peruanos

Un chocolate buenazo
Sublime, el chocolate más querido por los peruanos, nació hace 84 años para mantener con vida el negocio de helados que iniciara don Pedro D’Onofrio en 1897. Antonio, su hijo, sabía que los cinco meses en que se consumían los productos de verano no eran suficientes para calar en la mente de los peruanos. Por ello, viajó a Europa y en Suiza compró el molde del dulce que luego sería su producto de bandera. Pero el éxito de D’Onofrio –que en 1997 pasó a manos de Nestlé– no se detendría, pues entre los años sesenta y setenta, la fábrica de chocolates introduciría Alibabá, Lentejas, Sorrento y el panetón. Ya no tiene el entrañable empaque de papel manteca, pero el sabor del chocolate no ha cambiado.

Soñar con ser millonarios
Desde 1994, cada domingo por la noche los peruanos soñamos con ser millonarios. En 15 años, la Tinka han repartido casi 424 millones de soles en premios con una sencilla pero sugerente mecánica de juego. “¿Te gustaría que George Lucas filme tu matrimonio?” o “Todos los estrenos míralos en Hollywood” son solo algunas de las innumerables piezas que han marcado la estrategia publicitaria de esta empresa que desde el 2003 administra la griega Intralot. El último millonario fue un humilde mototaxista de Comas que, en abril, reventó el pozo de la Tinka. Nada menos que S/.11,2 millones. Vale la pena soñar.

Imperio con sello oriental
Primero trabajó en una tienda de Ayacucho y dio el salto al negocio propio. Pero el fundador de una de las más recordadas tiendas de importaciones, el japonés Carlos Chiyoteru Hiraoka, no solo fue un hombre disciplinado y trabajador: en 1960, su generosidad con los lugareños lo llevó a ser alcalde del Concejo Provincial de Huanta. En 1964 abrió su primer local en Lima, un enorme edificio de nueve pisos en la Av. Abancay, y luego dos más en Miraflores y San Miguel, para ofrecer electrodomésticos, relojes y útiles de escritorio. La mística de trabajo honrado y el sello oriental de atención esmerada se han mantenido incólumes.

La bebida de sabor nacional
La historia cuenta que descubrir el sabor que hoy todos asociamos a Inca Kola le tomó siete años a la familia Lindley. El 18 de enero de 1935, coincidiendo con el cuatricentenario de la fundación de Lima, la bebida de sabor nacional fue lanzada al mercado. Han pasado más de 75 años y la marca sigue siendo inolvidable: la tenemos en la radio, cada vez que dan la hora; en Fiestas Patrias; y en cada chifa o cebichería del país. Inca Kola puede enorgullecerse de haber sido la única gaseosa del mundo que le ganó a la gigante Coca-Cola, pero, sobre todo, por mantenerse viva en el corazón de los peruanos.

Te dieron en el paladar
Hay un antes y un después en la historia de las hamburguesas gracias a Bembos. La empresa la fundaron Carlos Camino y Miroslav Cermak, dos –por entonces– jóvenes con grandes aspiraciones que, en 1988, abrieron su primer local en la cuadra 4 de la Av. Benavides para vender un producto con sabor único que, además, traía consigo una experiencia innovadora: en sus locales –que hoy son más de 25– se oía en los noventa música que Camino grababa de las radios estadounidenses, a lo que se sumó un trato personalizado y el original diseño de sus negocios. La diversidad de productos que hoy tiene confirman que Bembos tiene vida para rato.

Comprar es un placer
¿Qué sería del país sin Wong? Posiblemente un lugar en donde la experiencia de ir a comprar a un supermercado sea, por así decirlo, insípida. Pero en 1983, este negocio abrió para innovar el concepto del autoservicio y puso en marcha la oferta de servicios de primera calidad en sus locales. Más allá de las críticas que se originaron tras su venta a Cencosud hace algunos años, lo cierto es que aquel negocio que empezó en una pequeña bodega del barrio Orrantia, en San Isidro, ha logrado convertirse en un sinónimo casi perfecto de placer para los consumidores. Nadie puede negarlo.

Con espíritu moderno
El Banco Italiano fue creado en 1889 por un grupo de prósperos comerciantes genoveses y en solo diez años logró captar la cuarta parte de los depósitos del país. El espíritu emprendedor de sus fundadores permitió no solo su crecimiento, sino también su inclusión en la historia del país. Se dice que, a principios del siglo XX, no había negocio en el que el banco no hubiese participado. En 1941, la entidad pasó a llamarse Banco de Crédito del Perú y, posteriormente, el poderoso grupo Romero asumió su control. Hoy, sus más de 300 oficinas y presencia en varios países confirman su éxito.

La leche que usted prefiere
A finales del siglo XIX, y poco más de cuatro décadas antes del ingreso de Gloria en el mercado, el consumidor peruano le dijo “no” a dos intentos foráneos de cambiar la leche fresca por la enlatada. Pero en 1942, la primera planta de la compañía, que se instaló en Arequipa, cambió el rumbo de un país sediento de innovación y desde entonces la historia ha sido otra: de las 67 cajas con latas de leche que se produjeron el día de la inauguración al millón y medio de latas que se consumen diariamente hoy, Gloria ha comprobado que su industria es poderosa, tanto como su logotipo (la vaca rodeada por claveles). Si hay una compañía reconocida por haber impulsado el desarrollo de una región que no fuera Lima, esa es, sin duda, la empresa que hoy vende sus productos en América Latina, el Caribe, África, Medio Oriente y Asia.

Uniendo Latinoamérica
Hace 40 años, Joaquín Ormeño fundó una de las compañías de transporte que, a pesar de las continuas crisis económicas del Perú, ha sabido mantenerse a flote. La empresa cuenta hoy con decenas de ómnibus y recorre casi todas las rutas del país. Además, es la única que ha sido incluida en el libro de récords Guinness. En 1996, Ormeño probó tener la ruta de bus más larga de recorrido diario: une Caracas (Venezuela) y Buenos Aires (Argentina) en 9.660 kilómetros de recorrido. El viaje dura 214 horas. Hace pocos días, sin embargo, la Sunat le embargó 140 ómnibus a la compañía, pues esta mantenía una deuda tributaria de S/.24 millones.

Nuestra primera chela
La historia de Pilsen Callao se remonta a 1863, cuando Federico Bindels lanzó al mercado una cerveza que durante años había producido, aunque en pocas cantidades, en su casa. El producto se ganó rápidamente el corazón de los chalacos y luego el de toda la capital. En 1904, contando ya con una moderna maquinaria traída de Europa y Estados Unidos y ostentando una medalla de oro en la Exposición Industrial que se realizó en Francia en 1878, se fundó la Compañía Nacional de Cerveza, anteriormente ligada a los herededos de uno de sus fundadores, el francés Aloise Kieffer. Durante la primera década del siglo XX se producían 300 mil docenas de botellas por año. Hoy, la cerveza forma parte de la Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston y mantiene el incomparable sabor de la cebada que tanto gusta a los peruanos.


Fuente de información: El Comercio
Por Alberto Villar Campos.

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