(El Comercio).- Hace poco hemos celebrado el Día del Pollo a la Brasa (y ya se discute qué otros platos merecen tal distinción) y en el MALI se presentó lo que será Mistura 2010, a celebrarse en los primeros días de setiembre en el Parque de la Exposición.
Este es un desarrollo sostenible porque parte de una realidad, que es la calidad de nuestros productos y la capacidad de nuestros grandes cocineros. Nada tiene que ver con cosas que se han hecho con la famosa peruanidad, como decir que se debe comprar una marca de fósforos peruana porque es peruana. Recurrir a “lo peruano”, como si fuera un amuleto sin contenido, es la mejor forma de vaciar un proyecto importante.
Todo esto de la cocina ya no solo resuena al interior de nuestras fronteras sino que impacta de diferentes maneras en el mundo. Tengo un hermano que es un reconocido chef en Montreal y siempre me comenta lo valorada que está la cocina de nuestro país. Los estudiantes latinoamericanos lo buscan a él para aprender la sazón peruana.
El tema ya no es solo nuestras habilidades culinarias, sino la calidad de nuestros productos. Siempre me han comentado cómo se valora, entre otros, el espárrago, el palmito, la palta, los mangos y la uva peruanos. Son productos que los chefs de allá usan mucho porque duran más tiempo y mantienen su presentación y color.
En los últimos tiempos, la vedette es la quinua. Antes se utilizaba solo en dos variedades de platos y ahora es parte de cinco a siete alternativas, donde su inclusión en sofisticadas ensaladas la muestran como el ingrediente base. Antes se conseguía en tiendas especializadas y ahora se encuentra con facilidad en supermercados. La gente sabe que la quinua viene del Perú o Bolivia y valora su sabor así como sus propiedades nutricionales.
Quienes están interesados en exportar y darle mayor valor a nuestros productos deberían revisar en qué medida nuestros chef pueden ser líderes de opinión, en los países donde estén, para promoverlos. Si el producto es peruano (es bueno), y un chef peruano se lo recomienda a sus colegas, puede tener un efecto en cascada de grandes proporciones. Ahí tenemos un canal de promoción que, creo, todavía no hemos desarrollado.
Fuente de información: El Comercio
Por Hernán Chaparro, psicólogo social
Este es un desarrollo sostenible porque parte de una realidad, que es la calidad de nuestros productos y la capacidad de nuestros grandes cocineros. Nada tiene que ver con cosas que se han hecho con la famosa peruanidad, como decir que se debe comprar una marca de fósforos peruana porque es peruana. Recurrir a “lo peruano”, como si fuera un amuleto sin contenido, es la mejor forma de vaciar un proyecto importante.
Todo esto de la cocina ya no solo resuena al interior de nuestras fronteras sino que impacta de diferentes maneras en el mundo. Tengo un hermano que es un reconocido chef en Montreal y siempre me comenta lo valorada que está la cocina de nuestro país. Los estudiantes latinoamericanos lo buscan a él para aprender la sazón peruana.
El tema ya no es solo nuestras habilidades culinarias, sino la calidad de nuestros productos. Siempre me han comentado cómo se valora, entre otros, el espárrago, el palmito, la palta, los mangos y la uva peruanos. Son productos que los chefs de allá usan mucho porque duran más tiempo y mantienen su presentación y color.
En los últimos tiempos, la vedette es la quinua. Antes se utilizaba solo en dos variedades de platos y ahora es parte de cinco a siete alternativas, donde su inclusión en sofisticadas ensaladas la muestran como el ingrediente base. Antes se conseguía en tiendas especializadas y ahora se encuentra con facilidad en supermercados. La gente sabe que la quinua viene del Perú o Bolivia y valora su sabor así como sus propiedades nutricionales.
Quienes están interesados en exportar y darle mayor valor a nuestros productos deberían revisar en qué medida nuestros chef pueden ser líderes de opinión, en los países donde estén, para promoverlos. Si el producto es peruano (es bueno), y un chef peruano se lo recomienda a sus colegas, puede tener un efecto en cascada de grandes proporciones. Ahí tenemos un canal de promoción que, creo, todavía no hemos desarrollado.
Fuente de información: El Comercio
Por Hernán Chaparro, psicólogo social
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