(La República).- El uso inapropiado de medicamentos que requieren una prescripción médica o receta -como analgésicos opioides, tranquilizantes y estimulantes- puede generar adicción, con las consecuencias negativas que ello implica para la salud y la vida social de las personas y hasta ocasionar la muerte, advirtió la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid).
“La mayoría de las personas que toman medicamentos de prescripción lo hacen responsablemente. Sin embargo, el uso no médico o el abuso en el consumo de ciertos productos como los opioides, depresores del sistema nervioso central y estimulantes -que son terapéuticamente útiles para el tratamiento de enfermedades pero peligrosos si se usan sin seguir las indicaciones del médico- puede generar adicción y otros daños que afectan la salud”, explicó el asesor de la Digemid, Leandro Huayanay.
Cuando un médico receta un fármaco, el paciente debe seguir cuidadosamente las instrucciones para su uso, conocer sus efectos y alguna posible interacción con otras medicinas. Para ello debe tomar en cuenta toda la información proporcionada por el prescriptor y leer el inserto del propio medicamento.
“Uno de los principales factores que propicia la adicción a estos medicamentos es el incumplimiento del tratamiento prescrito, es decir, tomarlos fuera de la hora establecida, modificar o aumentar la dosis y la frecuencia de la ingesta, lo que no solo generará adicción, sino que será inútil para mejorar la condición clínica tratada”, enfatizó.
Dijo también que corresponde a los profesionales de la salud analizar la historia clínica y hacer las preguntas necesarias para determinar si los pacientes piden frecuentemente la renovación de la prescripción antes del tiempo establecido, pues ello podría ser un indicador de abuso.
Medicamentos de mayor abuso
Huayanay explicó que los medicamentos que tienen un mayor uso indebido son los analgésicos opioides, utilizados en cirugías y recetados para controlar el dolor; los tranquilizantes para tratar la ansiedad y los trastornos del sueño; y los estimulantes, usados para tratar la narcolepsia (trastorno del sueño) y déficit de atención con hiperactividad.
“Los opioides son altamente adictivos, pueden afectar regiones del cerebro que determinan el placer, lo que produce euforia inicial pero también somnolencia, constipación y disminución de la frecuencia respiratoria. No deben combinarse con alcohol, antihistamínicos, barbitúricos o benzodiacepinas. Una sola dosis muy grande podría causar una depresión respiratoria aguda o la muerte y su uso a largo plazo puede generar dependencia y si se reduce su presencia abruptamente, surgen síntomas del síndrome de abstinencia”, detalló.
Respecto a los depresores del Sistema Nervioso Central, el especialista señaló que se dividen en dos grupos: barbitúricos -como el Fenobarbital y el Pentobarbital Sódico-, utilizados para tratar convulsiones o inducción a la anestesia; y benzodiacepinas -como el Diazepam, Clordiazepóxido HCl y Alprazolam- usadas en el tratamiento de la ansiedad y reacciones agudas al estrés.
“Los depresores del SNC, actúan sobre el cerebro afectando al neurotransmisor ácido gama-aminobutírico (GABA), aumentando su actividad, lo que produce somnolencia o efecto calmante. Son adictivos y no se deben combinar con ningún medicamento o sustancia que cause somnolencia, incluyendo analgésicos y ciertos medicamentos para resfriados y alergias de venta libre o alcohol. Si se combinan pueden deprimir el ritmo cardiaco y la respiración, lo que podría ser mortal”, indicó.
Advirtió que, cuando una persona adicta a los tranquilizantes deja de ingerirlos, sufre un síndrome de abstinencia que puede alterar la actividad del cerebro al punto de generar convulsiones.
Sobre los estimulantes, Huayanay dijo que aumentan el estado de alerta y la tolerancia al ejercicio pero, a la vez, incrementan en la presión arterial y las frecuencias cardiaca y respiratoria. Se utilizan para tratar la narcolepsia, déficit de atención con hiperactividad, algunos casos de depresión y obesidad.
“Las consecuencias del abuso de estimulantes como el Metilfenidato pueden ser peligrosas, pues puede generar ritmo cardiaco irregular, temperaturas corporales peligrosamente altas, o una falla cardiovascular o convulsiones. No se deben mezclar con descongestionantes ni antidepresivos”, añadió.
Huayanay aclaró que en todos los casos, existen tratamientos para controlar la adicción de los pacientes, pero dejó en claro que lo más importante es la prevención, tanto por parte de la propia persona, que debe limitarse a cumplir el tratamiento al pie de la letra, como del profesional de la salud, que debe evaluar al paciente y su historia clínica con el fin de detectar posibles casos de abuso en el consumo de medicamentos.
Recomendaciones
En este sentido, el especialista de la Digemid recomendó a la población que requiera un tratamiento con analgésicos opioides, tranquilizantes y estimulantes no automedicarse y cumplir al pie de la letra con los horarios y dosis prescritas, además de no exceder el tiempo de duración del tratamiento dispuesto, por el médico.
Fuente de información: La República
“La mayoría de las personas que toman medicamentos de prescripción lo hacen responsablemente. Sin embargo, el uso no médico o el abuso en el consumo de ciertos productos como los opioides, depresores del sistema nervioso central y estimulantes -que son terapéuticamente útiles para el tratamiento de enfermedades pero peligrosos si se usan sin seguir las indicaciones del médico- puede generar adicción y otros daños que afectan la salud”, explicó el asesor de la Digemid, Leandro Huayanay.
Cuando un médico receta un fármaco, el paciente debe seguir cuidadosamente las instrucciones para su uso, conocer sus efectos y alguna posible interacción con otras medicinas. Para ello debe tomar en cuenta toda la información proporcionada por el prescriptor y leer el inserto del propio medicamento.
“Uno de los principales factores que propicia la adicción a estos medicamentos es el incumplimiento del tratamiento prescrito, es decir, tomarlos fuera de la hora establecida, modificar o aumentar la dosis y la frecuencia de la ingesta, lo que no solo generará adicción, sino que será inútil para mejorar la condición clínica tratada”, enfatizó.
Dijo también que corresponde a los profesionales de la salud analizar la historia clínica y hacer las preguntas necesarias para determinar si los pacientes piden frecuentemente la renovación de la prescripción antes del tiempo establecido, pues ello podría ser un indicador de abuso.
Medicamentos de mayor abuso
Huayanay explicó que los medicamentos que tienen un mayor uso indebido son los analgésicos opioides, utilizados en cirugías y recetados para controlar el dolor; los tranquilizantes para tratar la ansiedad y los trastornos del sueño; y los estimulantes, usados para tratar la narcolepsia (trastorno del sueño) y déficit de atención con hiperactividad.
“Los opioides son altamente adictivos, pueden afectar regiones del cerebro que determinan el placer, lo que produce euforia inicial pero también somnolencia, constipación y disminución de la frecuencia respiratoria. No deben combinarse con alcohol, antihistamínicos, barbitúricos o benzodiacepinas. Una sola dosis muy grande podría causar una depresión respiratoria aguda o la muerte y su uso a largo plazo puede generar dependencia y si se reduce su presencia abruptamente, surgen síntomas del síndrome de abstinencia”, detalló.
Respecto a los depresores del Sistema Nervioso Central, el especialista señaló que se dividen en dos grupos: barbitúricos -como el Fenobarbital y el Pentobarbital Sódico-, utilizados para tratar convulsiones o inducción a la anestesia; y benzodiacepinas -como el Diazepam, Clordiazepóxido HCl y Alprazolam- usadas en el tratamiento de la ansiedad y reacciones agudas al estrés.
“Los depresores del SNC, actúan sobre el cerebro afectando al neurotransmisor ácido gama-aminobutírico (GABA), aumentando su actividad, lo que produce somnolencia o efecto calmante. Son adictivos y no se deben combinar con ningún medicamento o sustancia que cause somnolencia, incluyendo analgésicos y ciertos medicamentos para resfriados y alergias de venta libre o alcohol. Si se combinan pueden deprimir el ritmo cardiaco y la respiración, lo que podría ser mortal”, indicó.
Advirtió que, cuando una persona adicta a los tranquilizantes deja de ingerirlos, sufre un síndrome de abstinencia que puede alterar la actividad del cerebro al punto de generar convulsiones.
Sobre los estimulantes, Huayanay dijo que aumentan el estado de alerta y la tolerancia al ejercicio pero, a la vez, incrementan en la presión arterial y las frecuencias cardiaca y respiratoria. Se utilizan para tratar la narcolepsia, déficit de atención con hiperactividad, algunos casos de depresión y obesidad.
“Las consecuencias del abuso de estimulantes como el Metilfenidato pueden ser peligrosas, pues puede generar ritmo cardiaco irregular, temperaturas corporales peligrosamente altas, o una falla cardiovascular o convulsiones. No se deben mezclar con descongestionantes ni antidepresivos”, añadió.
Huayanay aclaró que en todos los casos, existen tratamientos para controlar la adicción de los pacientes, pero dejó en claro que lo más importante es la prevención, tanto por parte de la propia persona, que debe limitarse a cumplir el tratamiento al pie de la letra, como del profesional de la salud, que debe evaluar al paciente y su historia clínica con el fin de detectar posibles casos de abuso en el consumo de medicamentos.
Recomendaciones
En este sentido, el especialista de la Digemid recomendó a la población que requiera un tratamiento con analgésicos opioides, tranquilizantes y estimulantes no automedicarse y cumplir al pie de la letra con los horarios y dosis prescritas, además de no exceder el tiempo de duración del tratamiento dispuesto, por el médico.
Fuente de información: La República
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